Son esenciales para la salud de los huesos y los músculos, y funcionan en tándem. Descubre más sobre la relación de la vitamina D3 y la K2, y cómo aportarlas a tu organismo.
¿Para qué sirve la vitamina D3?
La vitamina D3 se encuentra en el grupo de las vitaminas D, que va desde la D1 a la D5, pero solo la D2 y la D3 cumplen funciones en el organismo humano. En concreto, la vitamina D3 resulta esencial para el buen funcionamiento del sistema inmunitario y la salud músculoesquelética.
Un nivel óptimo de vitamina D3 contrarresta la pérdida de masa ósea, que puede dar lugar a osteoporosis, y reduce el riesgo de fracturas óseas. Además, los niveles adecuados de vitamina D3 favorecen la capacidad aeróbica, la fuerza, la masa muscular y la recuperación de los músculos.
¿Y la vitamina K2?
Por su parte, la vitamina K2 contribuye a la adecuada formación y mantenimiento de los huesos y la coagulación sanguínea. Así que podemos ver su reflejo en nuestra salud en el esmalte dental, la mayor protección frente a fracturas óseas y un buen funcionamiento cardiovascular.
Uno de los papeles más importantes de la vitamina K2 está en evitar la calcificación de los vasos sanguíneos. Con un nivel correcto de vitamina K2 el calcio viaja desde las arterias a los huesos, mientras que un nivel deficiente de esta vitamina hará que este proceso sea más lento y se deposite en las paredes de las arterias.
¿Por qué ambas son inseparables y necesitan también del magnesio?
La mayor parte de vitamina D procede de la exposición al sol. Pero para que nuestro cuerpo la sintetice de forma correcta debe disponer de suficiente vitamina K2, así como de magnesio.
El magnesio es un mineral que forma parte de los huesos y está muy relacionado con la actividad muscular, la actividad cardíaca y el metabolismo energético.
Hoy en día, hay muchos factores que incluyen en el insuficiente nivel de vitamina D (menor exposición solar o el uso de protectores solares), vitamina K2 y magnesio. Incluso en dietas sanas, se aprecia esto. Por eso puede ser adecuado la toma de complementos alimenticios con vitamina D3 y K2, y el uso de magnesio transdérmico, que se absorbe a través de la piel sin el incómodo efecto laxante. Este combo es esencial para deportistas, pero muy recomendable para el resto de la población.
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